sábado, 24 de agosto de 2013

Un pensamiento sobre la historia de la puerta y los clavos

La historia de la puerta y los clavos me gustó mucho, siendo yo un tipo con un carácter "explosivo" no está mal que te digan que no cuesta tanto no cagarla, y que es mejor que cagarla y pedir disculpas.

La historia es la siguiente:
Había una vez un joven que tenía muy mal carácter y se la pasaba siempre bravo. Un día, su padre le regaló una bolsa de clavos y le dijo que, cada vez que perdiera la paciencia, clavara uno de ellos detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavó 37 clavos y un número parecido los días siguientes. Poco a poco, a medida que pasaban las semanas, el joven fue aprendiendo a controlar su carácer, pues se convenció que era más fácil dominar su mal genio que seguir clavando clavos detrás de la puerta.
Llegó por fin el día en que no se puso bravo ni una sola vez con lo que ese día no tuvo que clavar ningún clavo detrás de la puerta. Cuando se lo contó feliz a su padre, este le sugirió que, en adelante, cada día que lograra controlarse por completo, arrancara uno de los clavos que había colocado en los días anteriores detrás de la puerta.
Fueron pasando los días y el joven pudo finalmente anunciarle a su padre que ya no quedaban clavos por retirar de la puerta.
Su padre lo tomó de la mano, lo llevó hasta la puerta y le dijo:
-Te has esforzado muy duro, hijo mío, por controlar tu carácter. Te felicito. Pero mira todos esos huecos en la puerta. Ya nunca más será la misma. Cada vez que pierdes la paciencia y tratas a alguien con enojo, dejas cicatrices en su alma, exactamente como las que ves en la puerta. Es verdad que puedes ofender a alguien y luego retirar lo dicho y hasta pedirle disculpas, pero la cicatriz queda en el alma.
Esta es la versión de título: Los agujeros detrás de la puerta
todas las que he encontrado son prácticamente la misma:

El caso es que ese "mal genio" siempre me ha traído la recomendación materna de "pierdes la razón por la formas" que me nunca he compartido, si tengo razón tengo razón, pueden haber mejores maneras de expresarla, pero si a tengo no ala pierdo por la forma. Perderé autoridad, credibilidad o como lo quieras decir, pero no la razón.

Creo que ha habido una conexión espacio temporal recientemente y mientras corría esta mañana he descubierto que la historia tiene un "fallo": la puerta es un ancla al pasado, sólo nos habla de lo que fue; no de lo que es ni de lo que será. El siguiente pasó es trascender la puerta o quitarla.

Sin duda, su imagen puede ayudarnos a corregir nuestro presente, pero nos ata absolutamente a lo que fuimos (y nunca volveremos a ser) si sólo la tenemos en cuenta como elemento corrector. El cambio debe operarse mucho más interiorizado.

No hay comentarios: