sábado, 14 de febrero de 2015

Vender es una prueba que tensa la fibra moral…

Cómo transforma a una comunidad salir a vender – Las Indias, David de Ugarte



La venta es la forma de comunicación que más miedo da a todo el mundo. La cultura en la que la mayoría de nosotros creció transpira miedo a salir al mercado. Es otro resto de la sociedad autoritaria. En este caso la «conciencia» y la «lógica privada» se unirán para decirnos que «no valemos para eso» y que «éso», vender, está muy cerca del engaño. Pero no es verdad. Vender es un ejercicio radical de empatía: exige «ponerse en las necesidades del otro», comprenderle y explicarle honestamente por qué y cómo pensamos que nuestro trabajo puede servir a lo que desea conseguir.



El problema de vender no está en el hecho de vender, está en nosotros. Vender requiere coraje. Coraje para ser firmes en nuestra honestidad, para no dudar del valor del trabajo de nuestra comunidad y de nosotros mismos. Vender nos exige ser virtuosos.



Vender honesta, respetuosamente, vender con significado, poniendo en valor el trabajo, es un ejercicio de superación personal. Exige ganar confianza en nosotros mismos. Exige ganar coherencia con nuestros compromisos. Exige superarnos y superar nuestros miedos. Y en una comunidad o una PYME que arranca, ha de ser una responsabilidad compartida, algo que debe poder ser capaz de hacer cada uno con el apoyo de todos los demás. Por eso nada habla tanto de la solidez, de la fortaleza íntima de una comunidad como la puesta en valor de lo comercial y lo mercantil.

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