sábado, 19 de enero de 2013

Pregunta (¿sin trampa?): ¿Es posible, es coherente, no estar de acuerdo con el sistema, querer cambiarlo, y comprar cosillas de Apple?

Cuando @gumvalencia hizo la pregunta seguramente no esperaba la respuesta algo cortante de @xavicalvo: "a mí estas discusiones grandilocuentes desde detalles absurdos cada día me parecen más snob."

Por otra parte Anna respondía: "En mi opinión, sí. Ni luchar contra el sistema significa ser budista ni comprar algo Apple ser consumista."

Y creo que dio en el blanco, la verdad es que me quitó las ganas de tratar de escribir sobre el asunto, más allá de lo justo para reflejarlo aquí. Pero me quedé con las ganas y eso tampoco es. Aunque bastante tarde como siempre, ahí va.

Yo entiendo la duda de @gumvalencia, yo sentí algo parecido al pensar que estaba acabando de leer el manifiesto del partido comunista en la casa de unos amigos franceses (noble él y niña bien ella) en los alpes con vistas a unos de los lagos en las cercanías de Suiza. O me sentí culpable al dejar un piso (5º sin ascensor) tras 21 años allí por otro mejor y con ascensor.  :-((

Creo que la clave de esta pregunta es el respeto a nosotros mismos y a los demás. Uno puede decidir usar un un Mac y que no le acabe de gustar como lo están haciendo sus políticos … y también con otro OS. Mientras no te obliguen a usar uno u otro, la cosa responde a tu libre elección (y en cierta medida a la suerte de poder hacerla, o el esfuerzo para poder hacerla).

Pero más sencillo que todo esto, es una cuestión de respeto. Respeto a las decisiones ajenas. Y respeto por uno mismo para la toma de las propias decisiones. El respeto es la clave. Está en contra del sistema y usa Mac, es respetable. No lo está, es respetable. Usa windows y está o no contra el sistema, es respetable … no se si me explico.

Respecto al snobismo … a mi me parece bien ser snob (ni la nobleza ni la monarquía, los derechos derivados de la cuna, me parecen nada bien).


1 comentario:

Anónimo dijo...

El problema es que nos han reprogramado para pensar que el capitalismo es la única fuente de riqueza, y por lo tanto, para alguien que esté en contra, resulta que lo bueno del capitalismo se convierte en malo. Y esto es un grave error porque provoca que algunos se separen de lo bueno, lo bello y lo verdadero.

(Es parecido al fenómeno de la bandera en España: como los nacionalistas de ultraderecha se apropian del símbolo, el resto lo rechaza, al rechazar a la ultraderecha.)