domingo, 1 de junio de 2014

Gestión de la motivación. Inspiración y Finalidad. (Guillermo Rey-Ardid)

 Un montón de ideas muy interesantes, de hecho las que más me llamaron la atención de las charlas a las que pude asistir en la pasada jornada Liderando Personas: I Congreso Nacional de Recursos Humanos. Gestión de la motivación. Inspiración y Finalidad. (Guillermo Rey-Ardid)

Pensaba haber publicado algunas ideas que anoté, en el enlace tenéis la totalidad de la intervención de Guillermo Rey-Ardid.
Con "por qué" quiero decir: ¿cuál es el propósito? ¿Cuál es la causa? ¿Cuál es la creencia? ¿Cuál es la razón para levantarse cada mañana?

Cuando nos comunicamos de adentro hacia afuera, estamos hablando directamente con la parte del cerebro que controla el comportamiento siendo aquí el lugar en el que se originan las decisiones instintivas.
Esto se reafirma con los estudios de un grupo de científicos, liderados por el neurólogo John-Dylan Haynes, que localizaron con total precisión señales concretas de actividad cerebral hasta 10 segundos antes de que los participantes se dieran cuenta de su propia elección, demonstrado que “nuestras decisiones están predeterminadas inconscientemente mucho tiempo antes de que nuestra propia conciencia las ponga en marcha”. Nuestro cerebro emocional es el que nos predispone.
Por todo lo cual, si no comunicamos de dentro hacia afuera, si no sabemos por qué hacemos lo que hacemos, ¿cómo vamos a conseguir comprometernos o involucrarnos en cualquier actividad o proyecto? o, más importante, ser leal y querer ser parte de lo que sea que hagamos (sentido de pertenencia).
La gente no compra que hay que hacer; compra el porqué hay que hacer, la finalidad que da sentido a la acción y provoca la pasión de hacer, ya que la finalidad es lo que impacta en nuestro cerebro emocional responsable de la decisión de emprender acciones.

La ciencia revela que, el secreto de un rendimiento óptimo no radica en nuestro impulso biológico de supervivencia, ni en nuestro impulso ante el premio y el castigo, sino en un tercer impulso: nuestro deseo profundamente arraigado de dirigir nuestras vidas, de extender y expandir nuestras capacidades, y de vivir una vida con una finalidad. Por ello, la realidad ontológica del ser humano, la biología y la neurociencia nos aportan la base sobre la que se asienta la motivación del tercer milenio, LA INSPIRACIÓN, entendida como la capacidad de hacer nacer el ánimo y desencadenar la pasión, Y LA FINALIDAD para canalizar ese ánimo y esa pasión y convertirla en la energía activadora que nos proporcione la satisfacción de lo que hacemos, y nos dé el motivo de levantarnos cada mañana.

1 comentario:

Guillermo Rey-Ardid dijo...

Muchas gracias