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Vivimos en organizaciones donde el foco está en el “yo”, no en el “nosotros”; organizaciones que desprecian la inteligencia colectiva y la red, que se sienten cómodas viviendo en silos o funciones incomunicadas.
Aunque promover la cooperación no es fácil, pues su naturaleza no obedece tanto a patrones racionales como a patrones emocionales, no colaboramos porque nos conviene, colaboramos si nos sentimos comprometidos emocionalmente.
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Debajo del pretendido orden jerárquico y de los silos funcionales de nuestras empresas se esconden la lentitud y la resistencia organizativa que en nuestros días es el sinónimo de muerte organizativa.
Todos sabemos que los viejos sistemas que no buscan promover las comunidades, que no potencian el trabajo colectivo o a las herramientas 2.0 nos abocan irremediablemente a la decadencia. Todos sabemos que a quienes minusvaloran las “decisiones y emociones colectivas” les será muy difícil impulsar la innovación.
Todo llega, y estas organizaciones son una especie condenada a desaparecer. Lo lamentable es que niegan sufrir este síndrome. Su ceguera emocional les impide ver lo evidente para los demás, y mueren sin saber las razones, preguntándose ¿por qué?
Elige “un buen espejo” que no distorsione tu imagen al mirarte y pregúntate: ¿Hago lo posible por incrementar la colaboración en mi empresa?
sábado, 15 de septiembre de 2012
¿Coopetición? El talento individual, necesario pero no suficiente para innovar
Supervivencia Directiva | sólo el cambio permanece
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